Concierto de Extreme en Madrid
Llega el verano y, con él, la avalancha festivalera tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Gracias a ello, muchos promotores aprovechan la participación de algunos de esos artistas en sus festivales para programar, si las agendas lo permiten, lógicamente, eventos en esos países fuera del marco festivalero. Tal es el caso que nos ocupa puesto que, tanto EXTREME como Richie Kotzen, formaban parte del Rock Imperium Festival organizado por Madness Live. No siempre uno puede desplazarse o, directamente, no le interesa por la razón que sea asistir a determinado festival y este tipo de conciertos en sala suelen gozar de muy buena aceptación por parte de los que no vamos a poder ver a esos artistas en el marco del festival correspondiente. Tal fue así que las entradas para ver a Gary Cherone y Nuno Bettencourt llevaban meses agotadas y, la guinda para un servidor, fue la inclusión del genial Richie Kotzen en el cartel.
Gran ambiente en los aledaños, y también en la sala, cuando con cinco minutos de antelación sobre el horario previsto, salió Richie Kotzen (menudo cambio de look respecto a las otras veces que le había visto) y sus dos compañeros de fatigas para afrontar una breve, pero llena de clase, actuación. Lo cierto es que me sorprendió bastante lo poco que le dejaron tocar teniendo en cuenta la figura de la que hablamos y cómo se deshizo en elogios hacia él posteriormente Nuno en una de sus largas intervenciones. Qué menos que una hora, y no los escasos cuarenta minutos de que dispuso el estadounidense, para poder lucirse un poco y aportar algo más que seis míseras canciones. Es lo que hay, pero fue una pena para los que nos gusta, tanto como guitarrista como con su banda, disfrutar tan poco de él sobre todo cuando está de gira por Europa en solitario y no está ejerciendo como mero telonero de la banda de turno.
Sea como fuere, “Losing My Mind” fue su carta de presentación y, como siempre que le he visto, se mantuvo parco en palabras (y también en sonrisas) más allá de presentar alguna de las canciones y dar las gracias. Él prefiere dejar “hablar” a su música y así volvió a quedar patente ya que “War Paint” fue enlazada sin previo aviso antes de que presentara la increíble “Fooled Again”, una de mis canciones favoritas de su dilatada discografía, que me alegró sobremanera que fuera interpretada teniendo en cuenta lo poco que tocó. El sentimiento con el que toca y que imprime a sus actuaciones quedó patente en todo momento y, sumado al gran sonido que tuvo, lo cierto es que dio como resultado un balance muy positivo.
La banda que le acompañaba en esta ocasión, Dylan Wilson al bajo y Kyle Hughes a la batería, clavó, por descontado, cada uno de los temas aportando, además, voces apoyando a Richie. El de Pensilvania, como siempre, demostró que no se desenvuelve nada mal tampoco como vocalista, más bien todo lo contrario. Ahí están sus THE WINNERY DOGS o su reciente proyecto junto a Adrian Smith de IRON MAIDEN para atestiguarlo también. No es la vez que mejor le he visto cantar pero, aún con esas, estuvo a un nivel por el que “matarían” muchos cantantes de Funk y Soul.
“Bad Situation”, con ese inicio donde el bajo de Dylan fue protagonista junto a la cálida voz del guitarrista, supuso la primera de las dos referencias a “24 Hours” de su repertorio ya que eligió “Help Me” para cerrar su concierto. Previamente se habían marcado un estratosférico “Fear”, lleno de matices y sentimiento, alargado respecto a la versión recogida en “Into The Black” con una pequeña jam instrumental donde volvió a demostrar que es un auténtico maestro del fingerpicking o, lo que es lo mismo, tocar sin púa. Dio igual que fuera durante los solos que en las partes rítmicas, su manejo de los tiempos y la intensidad es apabullante. Un fuera de serie.
Lástima que, aunque parecía que iba a tocar algo más, de repente abandonaron el escenario de una forma un tanto extraña mientras les aplaudíamos quedándose en el tintero algún tema del genial “Peace Sign” o, incluso, de su último disco de estudio “50 For 50” que tampoco tuvo cabida.
Esta vez nos quedamos con ganas de más, de mucho más, pero es lo que tiene, a veces, ejercer de telonero de otros. Aunque menos da una piedra, otras ciudades españolas sí tuvieron la suerte de tenerle con su propio show. Afortunados ellos.
Durante la actuación de Kotzen la sala se había ido poblando poco a poco y no cabía ya un alfiler cuando, con los mismos minutos que el guitarrista pero esta vez de retraso, se apagaron las luces y la apropiada música de la película de King Kong de 1976 (recordemos que un gorila ilustra “Six” y también apareció en la pantalla trasera en este momento) sirvió de preludio a la embestida brutal que supuso el inicio del concierto del cuarteto de Boston. Con la portada del segundo trabajo de la banda, “Extreme II: Pornograffitti”, en la pantalla trasera del escenario “It ('s A Monster)” y uno de sus mayores clásicos, como es “Decadence Dance”, provocaron el delirio absoluto en la sala.
¡Qué manera más salvaje de comenzar! Y más cuando veías a un Gary Cherone desatado tirando de poses subido a la tarima de delante de la batería, a Nuno recorriéndose el escenario de lado a lado cuando no tenía que hacer voces y a Pat Badger absolutamente brillante, tanto al bajo como a los coros, cómplice de sus compañeros. Porque parece que EXTREME es el dúo Cherone-Bettencourt pero el tercero en discordia de la formación original se mostró como un elemento igual de imprescindible para el éxito del combo. Y no me olvido del chico “nuevo”, que lleva desde 2007 con ellos, Kevin Figueiredo porque también estuvo intratable tras su kit y hasta aportó algún que otro coro de manera, eso sí, más puntual que el resto. Lo cierto es que sonaron increíblemente empastados y engrandecidos, aún más si cabe, por una cuidada, estudiada y efectiva puesta en escena. ¡Hasta cañones de luz llevaban! Algo no muy habitual en esa sala.
Han tenido que pasar quince años (ser guitarrista de Rihanna complica las agendas, además de las giras por el cuarto de siglo de su disco más famoso) para que “Six”, su sexto disco de estudio del año pasado, producido por el propio guitarrista, haya visto la luz. Personalmente me ha parecido un enorme trabajo donde la esencia del cuarteto sigue más que vigente y eso, para un grupo de finales de los ochenta, es decir mucho. No debo ser el único al que se lo ha parecido porque Nuno aprovechó otra de sus intervenciones para agradecer la increíble acogida que ha tenido entre sus seguidores, traducidas en buenas ventas también.
La cañera“#Rebel” fue el primero de los cortes nuevos en salir a la palestra, pero lo cierto es que “Six” lo presentaron a conciencia (y muy bien que hicieron) metiendo hasta un total de seis canciones en el largo repertorio que ofrecieron. En mi opinión algunas funcionaron mejor que otras y, como es lógico, algunas me gustan más que otras y eso también influye en mi percepción. Sin embargo creo que hay bastante unanimidad en que “Banshee” (dedicada a todas las madres, hermanas e hijas de la sala) es un trallazo, “Thicker Than Blood” no es precisamente de las mejores y, en el campo de las baladas, entre “Other Side of the Rainbow” y “Small Town Beautiful” me quedo sin duda con la primera. En lo que creo que nadie de los que hayan escuchado el disco y estuvieran en el concierto discrepamos es en que “Rise” es EL TEMA. Y no lo digo únicamente por el estratosférico solo de Bettencourt, que tantos elogios se ha llevado desde que se publicó como primer sencillo, sino por la canción en su conjunto. Tanto es así que fue la elegida para poner el punto y final a su concierto. Muy seguros deben estar de su calidad para hacer semejante locura… La respuesta del respetable les dio la razón.
También me pareció una decisión valiente tocar temas de todos sus trabajos editados aunque, por descontado, el segundo y el bastante infravalorado tercer disco de EXTREME fueron los que más representación tuvieron. Así pudimos escuchar la grunge “Hip Today” y la instrumental “Midnight Express”, tocada por el guitarrista de origen portugués en solitario con su acústica, de “Waiting For The Punchline” y una country “Take Us Alive”, en la que intercalaron un pequeño fragmento de “That´s Alright” de Elvis, perteneciente a su penúltimo “Saudades De Rock”. Para mí no fueron las partes más brillantes del repertorio pero cuando tocas casi dos horas y veinte minutos se aceptan de mejor grado.
Como no soy nada amigo de los medleys no comparto la estrategia del grupo de despachar su primer disco homónimo, que cumple la friolera de 35 años, tocando fragmentos canciones del mismo como “Flesh´n´Blood”, “Wind Me Up”, “Kid Ego”, “Mutha (Don´t Wanna School Today)” y, tras una pequeña introducción de batería y una estrofa del manido “We Will Rock You”, “Play With Me”. Desde luego hubiera preferido un par o tres de ellos en su totalidad pero es lo que hay y ellos deciden, obviamente.
Que estaba siendo un gran concierto era tan obvio como que, como siempre que les he visto, hubo altibajos en el mismo y momentos en los que claramente la intensidad bajó. Y no me estoy refiriendo exclusivamente a las canciones menos inspiradas del cuarteto sino a las largas charlas que se marcó Nuno en varios momentos cortando el ritmo totalmente. Creo que hay un término medio entre no abrir la boca ni sonreír, como Kotzen, y liarse a hablar durante varios minutos como hizo el guitarrista. Me parece perfecto que alternen momentos acústicos, ya fuera con todo el grupo en escena (Kevin incluso tocó un pequeño kit junto a sus compañeros y Bettencourt una Washburn de doce cuerdas) como con el trío “Other Side of the Rainbow”, “Hole Hearted” y “Tragic Comic”, como con Nuno en solitario luciéndose en la citada “Midnight Express” como antesala al momento karaoke de la velada con Cherone sentado a su lado para interpretar “More Than Words”. El problema es que entre parrafadas, temas desenchufados y solos de Nuno, la sensación que me dejaron en varios tramos fue de tedio.
No ayudó demasiado que la parte eléctrica que intercalaron entre ambas empezara con “Cupid´s Dead”, que por desgracia no me dice demasiado, y terminara con “Thicker Than Blood” que, como ya he comentado, no es de las mejores del último por muchas palmas que arrancara en el público a petición de Gary. No así la sensacional “Am I Ever Gonna Change” que, pese a ser medio tiempo, siempre me pareció muy buena y donde los geniales coros volvieron a brillar. Sin duda, con alguna honrosa excepción, la parte central del concierto fue lo que menos me convenció del mismo.
Que el guitarrista de origen portugués es más que seguidor del añorado Eddie Van Halen es de sobra conocido. Esta noche lo volvió a demostrar con guiños a la banda, en la que recordemos también cantó Gary Cherone en su disco “III”, como cuando esbozó “Eruption” o se marcaron el “Ain't Talkin' 'bout Love” que cantamos todos con emoción. Incluso en ella, su guitarra Washburn N4 estaba “tuneada” con el clásico dibujo de la de Eddie, aunque en tonos amarillos en lugar de rojos. Fue un bonito gesto que, tal vez por inesperado, caló bastante entre la audiencia.
¿Más momentos álgidos? Pues hubo unos cuantos, algunos de los cuales ya he citado. La funky “Rest In Peace” les quedó genial y dejó claro que este tipo de sonidos siempre les gustaron y que no tuvieron miedo a unirlos a su “ADN” más hard rockero conformando un estilo único y perfectamente reconocible. Pero, sin duda, otro de los mejores temas de la velada vino precedido del solo “Flight Of The Wounded Bumblebee” y no fue otro que “Get The Funk Out” coreado a rabiar por toda la sala y con el que se retiraron momentáneamente, antes de afrontar los bises, cuando se cumplían las dos horas de concierto. Ahí es nada.
El binomio Cherone-Bettencourt volvió a acaparar el protagonismo al cantar en solitario la primera parte de “Small Town Beautiful”, hasta que se les unieron sus compañeros y que, como decía antes, enlazaron con la preciosa “Song For Love”. Cerrar con dos baladas no parecía la mejor forma de hacerlo por lo que en el mejor tema de su último trabajo recayó poner el broche de oro. Así la rotunda “Rise” supuso el colofón a una gran descarga que, altibajos aparte, creo que dejó muy satisfecho a todos los que les fuimos a ver. De hecho, era mi tercera vez y ha sido la mejor de todas de largo.
Mientras Nuno nos calificaba como la mejor audiencia el mundo, otra vez (pelota, jeje), y empezaba a sonar por los altavoces de la sala a modo de outro “Here's to the Losers” pensaba lo que me gusta ver cómo este tipo de bandas clásicas son capaces de reinventarse, y seguir más que vigentes editando buenísimos discos después de más de treinta y cinco años de carrera, manteniéndose en un estado de forma envidiable y ofreciendo grandes conciertos en los que no reniegan de nada. Sin duda algo sobre lo que reflexionar en estos tiempos que corren.
Grandes Cherone, Bettencourt, Badger y Figueiredo. Grandes EXTREME.
Más sobre EXTREME en su web oficial.
Más sobre Richie Kotzen en su web.
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Cherone justísimo de voz en toda esta gira. No hay más que darse un paseo por youtube para ver una colección importante de gallos, tonos fallidos, etc. Aunque físicamente se le ve muy bien, eso sí.