Concierto de Yngwie Malmsteen en Rock Imperium Festival 2024
Cuarto y último día de Rock Imperium Festival 2024, un evento que ha convertido a Cartagena en epicentro de la escena del Heavy Metal con sus variadas propuestas para todos los gustos. Nos despedimos del festival con las actuaciones de grupos que apuestan por las sonoridades más clásicas como los WARLOCK de Doro, COBRA SPELL o RIOT CITY, el sonido extremo de CARCASS, la clase de GREEN LUNG y la sorpresa de LOVEBITES así como de un, por momentos, indecente Yngwie Malmsteen.
El revival del Heavy Metal de los años 80 es algo que no va a desaparecer jamás. Siempre habrá alguien dispuesto a rescatar el sonido y la estética de la mejor década para el género. Las chicas de COBRA SPELL son de esas bandas que están por la labor, aunque en su caso cruzan muy asiduamente hacia el lado del Hard Rock, según pude apreciar en las canciones presentadas en Rock Imperium.
Eso sí, el revival se lleva al máximo, hasta en el grafismo, con ese fondo visual sobre la pantalla de leds: una cobra a tres colores. Más vintage, imposible. Siguiendo la estela de formaciones como BURNING WITCHES, CRYPTA, NERVOSA, esta es una banda cien por cien femenina, lo que les dota de cierta identidad adicional. Conformada por integrantes de España, Países Bajos, Brasil y Venezuela, imagino que cuadrar un ensayo puede ser complicado para ellas.
Más allá de las composiciones, en las que evidentemente hay margen de mejora, vimos también una cierta inocencia en Kriss Vega al dirigirse al público de una manera no totalmente convincente… Hay que creérselo más si quieres sacar a la gente de la zona de sombra. La próxima vez, seguro que será mejor.
Una de las propuestas más sugerentes de Rock Imperium Festival 2024, por lo difícil que suele resultar ver bandas japonesas en nuestro país, fue la de LOVEBITES. La banda de Heavy-Power Metal de chicas dio un conciertazo reuniendo además a una gran cantidad de espectadores cuando el sol pegaba con dureza. Pero más fuerte pegaron ellas con un sonido arrollador y muy potente en directo.
Con un poco de retraso sobre la hora fijada, ya que COBRA SPELL terminó un poco después su actuación, las niponas resultaron más explosivas que en estudio, creando además contraste con su aplastante directo y su apariencia algo kawai y vestidos blancos. Demoledoras sonaron "Hammer Of Wrath", "When Destinies Align" o una coreada "Stand And Deliver", mientras derrochaban virtuosismo, una ejecución impecable y simpatía -la guitarrista Miyako era la más seria de todas- y poses por el escenario.
Asami, muy afable en el trato con el público, manifestaba que la banda estaba muy feliz de estar en España y su forma de expresarse entre canciones también contrastaba con su dominio escénico y el cumplir la exigencia de los tonos altos de las canciones.
La bajista Fami -el instrumento era casi más grande que ella- se subía a la plataforma de la batería, Haruna, mientras sus compañeras no paraban de intercambiar posiciones, apoyar en los coros a Asami y desgranar un setlist del que también formaron parte "Shadowmaker", la fortísima "Judgement Day", "Don't Bite The Dust", "Rising", "M.D.O." y "Holy War". La banda fue alternando así temas más melódicos y suaves con otros más directos, veloces y estribillos secos y con garra.
En fin, las japonesas se mostraron cañeras, enérgicas y con una interpretación de altura que dejó con ganas de más tralla a los allí congregados. Más de uno se acercó por curiosidad e imagino que se fue convencido con el show de LOVEBITES en Cartagena. Muy aplaudidas.
Seguramente fuese por las ganas que tenía de ver a los británicos, pero poco me importó el duro azote del sol cuando, embebido en protector solar y con una cerveza fría en la mano, me dispuse a avanzar frente al escenario para disfrutar del espectáculo de GREEN LUNG.
Los londinenses arrancaron en Cartagena la ruta de festivales que, en los próximos días, los llevará al Hellfest en Francia y más tarde al Resurrection Fest de vuelta a nuestro país.
Me gustaría pensar que, debido a una mezcla de clima, la hora temprana y que, en mi opinión, ha sido el día menos atractivo en cuanto a los grupos agendados, la afluencia de público resultó ser bastante escasa.
Sólo unos pocos fanáticos de los que moraban el festival, se atrevieron a abandonar la plácida sombra de los cipreses para avanzar hasta el polvoriento escenario y eso que los británicos arrancaron con fiereza un espectáculo donde demostraron que, pese a solo contar con tres álbumes publicados, lo suyo es música de calidad.
Tras el prólogo inicial, “The Forest Church” dio el pistoletazo de salida en un arranque idéntico al álbum que vienen presentando, logrando imprimir un potente groove macabro, antes de desparramar la voz de Tom Templar y dejar que la guitarra de Scott Black (curiosamente vestido con unos shorts deportivos) y los teclados de John Wright, inunden cada rincón de la ciudad murciana.
Siguieron con “Woodland Rites”, lo que fue un regalo a los fieles que abrazaban la barrera. Este caramelo de su primer álbum salió disparado como un obús de artillería al epicentro del público, haciendo imposible no sacudir el cuello hasta quebrarlo.
El setlist elegido resultó ser una mezcla poderosa y efectiva de temas nuevos alternados con destellos de luz de los dos trabajos anteriores. “Maxine (Witch Queen)”, “Leaders Of The Blind”, “Mountain Throne” o "Song Of The Stones" ilustraron el camino más pesado hasta llegar a “Old Gods”, una canción desbocada donde, los abrasivos riffs cargados de psicodelia, generaron un unísono mecer de cuerpos que poco a poco atraía a más curiosos al centro del escenario.
Los temas “One for Sorrow” y “Let the Devil In” bajaron la intensidad del espectáculo demostrando que pueden domar a la bestia sin perder el control. Disfrutamos de largos pasajes cargados de densa nebulosa y de épicos teclados recorriendo nuestras mentes con sus melodías, antes de disparar “Graveyard Sun” para despedirse de su público entre abrazos de gratitud.
Jorge Riquelme
La revelación del Speed Heavy Metal canadiense, la nave espacial que lleva en activo más de trece años, está empezando a coger hipervelocidad justo ahora. Animales ciberimplantados en las portadas, ciencia ficción, grandes estribillos, excesos vocales y mucha tralla… las señas de identidad de RIOT CITY concuerdan con los gustos de buena parte de aficionados al Heavy Metal, así que su crecimiento en popularidad tenía que venir. Es algo que ya dejaron claro en su visita anterior a España, y que pudimos comprobar en el Galia Metal Fest vallisoletano el año pasado.
Solamente tenían que dejarse ver… pero sus discos han tardado en llegar, en 2019 y 2022 (y con un tercer álbum a la vuelta de la esquina) así que han sido pasos lentos, pero también muy seguros. Y es que, para muchos, son ya clásicos de la nueva era del Heavy Metal. Al refrendarlos con un directo superagresivo, gracias en parte a un vocalista portentoso como Jordan Jacobs, el combo está montado. Grandes discos y grandes shows… irán a más.
“The Hunter”, “Steel Rider”, “Ghost Of Reality”, “Warrior Of Time” o “Burn The Night” sonaron a un volumen atronador, de manera muy efectiva y logrando una respuesta increíble de sus fieles. “Tyrant” y una increíble “Severed Ties” (que estaba deseando escuchar en vivo) nos acercaban el final de su actuación, en la que llegué a temer por el aguante vocal de Jacobs. El grupo está de dulce, hay que verlo ahora… mientras esa voz aguante: o se cuida mucho y es un portento, o su vida como cantante en estas tesituras no será muy larga.
De hecho en “Severed Ties”, le vino una ronquera en la parte media de la canción… y ahí ya cambió de la cerveza al agua, de manera discreta, buscando una botella en la parte de detrás del escenario. Menos mal que el elemento líquido, indispensable para la vida en el planeta Tierra, también funciona para los extraterrestres como RIOT CITY… aclaró sus cuerdas vocales y volvió a estar impecable para “Eye Of The Jaguar” y “329”, con la que dieron el botón de despegue.
Muy convicentes, arrancaron aplausos, gritos, cuernos y puños cerrados totalmente merecidos. Estuvieron entre lo mejor de Rock Imperium Festival.
Doro Pesch volvió a jugar al despiste, buscando ablandar los corazones cuando pone en grande el logotipo de WARLOCK en sus promociones y lograr así captar una mayor atención, más venta de entradas, apelando a la nostalgia. Sea DORO, sea WARLOCK o sea el sursuncorda… vamos a ver lo de siempre, aunque con pequeñas variaciones.
En una explanada plagada de nostálgicos (entre los que me incluyo) que nos reunimos en masa para ver el show, pudimos escuchar “I Rule The Ruins”, “Earthshaker Rock”, “East Meets West”, “Fight For Rock”, “Burning The Witches”, “Metal Racer” o “Metal Tango” como temas más o menos habituales.
Evidentemente, también estuvieron las fijas “Für Immer” y “All We Are”, jalonadas con una rara joyita como “Shout Out” y con unas pocas canciones de DORO más recientes como “Time For Justice” o el inesperado cierre con el último single “All For Metal”.
Es increíble que se pueda olvidar de los mejores discos de la “época moderna” (y ojo que con moderno hablo de “Fear No Evil”, de 2009...) como “The Night Of The Warlock”, “Celebrate” o “I Lay My Head Upon My Sword” que en su día tuvieron bastante impacto en sus seguidores y creo que funcionarían bien en vivo si las recuperase. En vez de eso, Dorothee prefirió decantarse por una versión descafeinada de “Breaking The Law”. Ya sabemos que la gira en los años 80 con JUDAS PRIEST marcó un antes y un después en la carrera de la alemana, pero creo que puestos a hacer una versión, es mejor currárselo con una canción menos vista de tus colegas para que no sea algo tan evidente y simple.
Más allá de la entrega que le pone la vocalista (que se mantiene en forma física, aunque su voz va algo falta de potencia) y su banda, hay detalles que no vienen a cuenta: el grupo parece haberse sumado a la moda de tener tres guitarristas (sean quien sean, y tengan el peso histórico que tengan) y que no aportan demasiado al resultado global en la mayoría de ocasiones. No voy a ser yo quien se queje de la reunión de IRON MAIDEN en el 99, pero desde luego ha tenido daños colaterales imprevistos.
Doro, que nos animó a seguir defendiendo el Heavy Metal comprando música y entradas, apoyando a las bandas “porque nosotros también somos fans”, estuvo tan agradecida con su público como siempre. Con “Living After Midnight” como outro y con ella cantando algunas líneas por encima, volvió a despedirse del público español hasta la próxima ocasión.
En definitiva, vimos un buen concierto de una banda correcta, que mejoraría algo quitando el insulso solo de batería de Johnny Dee, pero no sé si podría ir mucho más allá a día de hoy. DORO, WARLOCK o como quieras llamarlo creo que nunca estuvo entre el top de mejores directos en la categoría de las grandes bandas clásicas… siempre faltó algo y no sabría decir qué es, pero desde luego, en otras ocasiones, hubo algo más de brillo.
Death Metal, Grindcore, gore, infecciones y extrañas patologías… que cosas tan feas, horribles y sin gusto para cerrar el festival Rock Imperium, ¿no?... ¡Walker y Steer al poder!
Con conciertos así, a uno le devuelven las energías. Creo que era la tercera o cuarta ocasión que veía a CARCASS y esta fue, por el momento, la ganadora de esta leyenda viva del Metal Extremo.
Con un telón de fondo en el que se mostraba una caja torácica, en la que estaban insertados sobre el esternón un bisturí, un martillo y unas pinzas o tijeras quirúrgicas (escudadas por un cuchillo y tenedor, ahí es nada) los británicos salieron a comerse la noche. Lo cierto es que el espectáculo visual, según lo tienen planteado, queda incompleto porque presenta una dificultad, y es que el equipo con el que intentan proyectar visuales encima del telón queda demasiado lejos del escenario. Así, no pudimos apreciar nada de lo que se quería mostrar. Ese detalle técnico tienen que mejorarlo, pero por lo demás… la brutalidad y la perfección, gracias al equilibrio que logra el grupo entre rudeza y melodías.
Dando bastante peso a sus últimos años de carrera, el cuarteto mostró una capacidad para arrasar a cualquier audiencia, al menos a la de Cartagena. Seguramente sea gracias a tocar sin parar, una tras otro, un buen puñado de temas encadenados, sobre todo al principio, y con una calidad de sonido y volumen dignos de alabar. Entre una bruma de plancha con hamburguesas que venía desde los puestos traseros (todo un paraíso para vegetarianos como CARCASS) sonaron “Buried Dreams”, “Kelly’s Meat Emporium”, “Incarnated Solvent Abuse”, “Under The Scalpel Blade”, “Tomorrow Belongs To Nobody”, “This Mortal Coil” o “Dance of Ixtab (Psychopomp & Circumstance March No. 1 in B)”.
Qué gustazo hasta entonces… pero es que aún quedaban más: “Keep On Rotting In The Free World”, “Heartwork”, “Genital Grinder”, “Pyosisified (Rotten To The Gore)” y “Exhume To Consume”, entre otras que he dejado de mencionar. Si me dicen que me tengo que quedar otra hora y pico más para volver a verlo, lo habría hecho, a pesar de la paliza que llevábamos encima. Fue un chute de energía impresionante.
Sin aliento, con la boca abierta y jadeando, pero por las ganas de más. Así nos dejaron, y si no nos deshidrataron fue porque el bueno de Jeff Walker, que estuvo simpático en las pocas veces que se dirigió al público, tuvo a bien lanzar múltiples botellas de agua a la audiencia durante el show. Hasta el breve y brutal solo de batería de Daniel Wilding, que se intercaló en mitad de un tema, quedó de lujo.
Si hubiera que hacer un top tres de ganadores en el festival Rock Imperium, CARCASS entraría sí o sí. Majestuosa sinfonía de enfermedad, delicioso hedor a putrefacción… ¡Que grande es el Metal Extremo!
Voy a ser más generoso con Malmsteen que lo que él fue con los fotógrafos acreditados a los que tan solo permitió estar en el foso un minuto para poder trabajar y dedicaré más de un minuto a contar lo que fue su actuación en el Rock Imperium de este año. Y eso que podría despacharlo en dos frases, pero no lo haré por respeto a los lectores de HELLPRESS.
Muchos fuimos los que deseábamos ver al Yngwie Malmsteen de los noventa, defendiendo con fiereza un repertorio de canciones arrolladoras de puro Metal melódico de corte neoclásico, pero nuestro gozo quedó en el pozo de la desesperación al comprobar cómo el sueco, perdido en su delirio de ego y mala educación, convirtió su actuación en un ejercicio de autocomplacencia y falta de respeto como pocos he visto en mi vida. No sólo porque arrincona a su muy competente banda, les confunde improvisando constantemente y les obliga a colocarse en el escenario dónde él dice en mitad de una canción, sino también por su costumbre de tirar las guitarras al suelo para que las recoja el roadie con altanería señorial.
A todo ello se debe añadir el desprecio que hace por su legado negándose a tocar canciones enteras y dedicar casi toda su actuación a revisar por enésima vez sus muy manoseadas “Black Star”, “Far Beyond the Sun” o “Trilogy Suite”. Tocar sólo en parte la maravillosa “Rising Force” o “You Don't Remember, I'll Never Forget” es un desprecio para sus fans, que arden en deseos de corear las canciones que forman parte de la banda sonora de su juventud.
Sólo en “Seventh Sign” pudimos disfrutar del Malmsteen que más nos gusta y disfrutar también de la fantástica voz de Nick Z. Marino, un teclista soberbio al que el sueco debería dejar brillar como merece.
Tocar “Smoke On The Water” a estas alturas de la película o meter un solo de batería con el repertorio histórico que atesora Yngwie Malmsteen parece una broma de mal gusto y peor aún es no cumplir siquiera con el horario previsto y marcharse más de quince minutos antes sin tan siquiera hace un bis siendo el cabeza de cartel del sábado. Mal, Sr. Malmsteen. Así, no.
Carlos Fernández
Crónicas de Carlos Herrero, Jorge Riquelme, Enrique Herrero y Carlos Fernández
Fotos de Jorge Riquelme (@maestrobeerbrola)
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Ver comentarios
Sobre Malmsteen ya está todo dicho. Tampoco creo que saque de pobres a sus músicos para que estos aguantes las humillaciones públicas a las que les somete, en todo caso allá ellos.
Respecto al comentario que a Doro le falta algo en directo, no lo entiendo la verdad. Doro precisamente tiene un directo que es un cañón. Son sus discos los que nunca han estado a la altura de las bandas de primera fila.
En todo caso, aprecio la objetividad del redactor que no se deja llevar por la moda de decir que todos los conciertos son fabulosos.
Mira que me dio lástima perderme a Malmsteem por ver a Carcass... pero escuchando lo que dice todo el mundo, parece que hice bien.