Crónica de HEXED y UNCHOSEN ONES en la sala Silikona de Madrid (18 de abril de 2024)
Los comienzos, en cualquier ámbito vital, suelen ser en la mayoría de los casos, complicados. La música no es una excepción y, desgraciadamente, lo volvimos a comprobar con la primera visita a nuestro país como cabeza de cartel de los suecos HEXED quienes venían a presentar su segundo trabajo discográfico, “Pagans Rising”. En esta ocasión los gallegos UNCHOSEN ONES serían los encargados de abrir para el cuarteto de Uppsala en todos sus conciertos peninsulares y así poder presentar su primer larga duración, un más que meritorio “Sorrow Turns To Dust”, que tan buenas críticas está recibiendo al parecer, curiosamente más fuera que dentro de nuestro país.
Lástima que no les acompañara a ninguna de las dos bandas una asistencia acorde a la calidad de sus trabajos. Saturación de conciertos, evento un día laborable o, simplemente, desconocimiento y falta de interés podrían ser alguno de los motivos para tan poco público. Sea como fuere fue otro factor más, pero no el único en mi opinión, que deslució sus actuaciones.
El show de UNCHOSEN ONES no hizo justicia a su labor en estudio
Creo que no llegábamos a las quince personas cuando dieron las 20:30 hora a la que, supuestamente, debía salir a escena UNCHOSEN ONES. El caso es que no había movimiento en el escenario haciendo últimos ajustes o pruebas pero pasaban los minutos y los gallegos no hacían acto de presencia. Finalmente, quince minutos más tarde, la intro de rigor dio paso a “Far Beyond the Thunderdome” y con ella al inicio de una descarga que, desafortunadamente, creo que no hizo justicia en absoluto al potencial que muestra el quinteto, esa noche convertido en cuarteto, en estudio.
Lo primero a resaltar precisamente fue eso, la ausencia del teclista Christian Marco. Ignoro el motivo por el cual no pudo estar con sus compañeros pero mentiría si dijera que escuchar “disparado” su instrumento no afectó a mi percepción de su actuación, porque lo hizo. Es verdad que nos tenemos que tragar con mucha más frecuencia de la debida a grupos en directo cuyas partes de teclado van grabadas, mismamente los propios HEXED aunque en su caso es uno de sus guitarristas el que los graba en estudio, por lo que lo mismo no es. En el caso de los gallegos es como si vienen sin bajista y llevan sus líneas grabadas. Una pena, la verdad, aunque de esta manera salvaran la ausencia de su compañero. Supongo que no quedaba otra.
El siguiente elemento que deslució en buena medida su concierto fue el deficiente sonido que tuvieron. Desde la parte delantera, la guitarra de Fran Romero se escuchaba bajísima, incluso en los solos, y la batería de José Fernández se lo comía casi todo, quitando, en cierta medida, la voz de Javier Calderón. Esto seguramente no fue culpa suya porque a los suecos les pasó exactamente lo mismo (su caso fue, incluso, más sangrante como luego comentaré) y sólo si te situabas en la parte trasera la de la sala, el sonido mejoraba. Llevaba algunos conciertos en los que la sala de Moratalaz mostraba su mejor cara en este aspecto pero en mis últimas visitas hemos vuelto a su peor versión.
Soy consciente de que viajar hasta Madrid desde Galicia para tocar ante tan poca gente no tiene que ser fácil ni plato de buen gusto, pero el tercer factor que en mi opinión restó enteros a la descarga fue la actitud de la banda. No sé si fue por la falta de actuaciones a sus espaldas o por las circunstancias citadas, pero les vi muy parados en escena a todos con la excepción puntual de Javier Calderón. El vocalista, que cantó en solitario todo con eficacia (curioso que no tengan coros tan propios del estilo), presentó con simpatía las canciones e intentó interactuar con nosotros, pero quitando algunos colegas (supongo que venidos de su tierra) la respuesta fue inexistente. Al resto, el citado Fran y el bajista Pablo Álvarez, les vi muy serios (tal vez fuera concentración porque su ejecución fue impecable) y clavados en su metro cuadrado de escenario sin apenas moverse. No es que tuvieran que correr por las reducidas tablas de la sala, pero es que ni siquiera les vi esbozar una sonrisa o animar al público en ningún momento.
¿Todo fue horrible? Para nada. Precisamente me dio pena que sus composiciones no brillaran más porque “Sorrow Turns To Dust” me ha parecido un trabajo muy interesante que, seguro, merece más repercusión de la que está teniendo en nuestro país. Canciones como “Kill The Night”, que también aparecía en su EP de mismo nombre, “The Call Of The Rain”, “Too Late”, preguntándonos Javier si alguien estaba enamorado, la ochentera a más no poder “Shadow Dancer” o la brillante “The World Is Our To Take”, un gran tema con una increíble línea vocal en su estribillo, fueron buena muestra de ello pese a que no lucieran como hubiera sido menester por todo lo mencionado anteriormente. También presentaron la que abre su nuevo EP “More Sorrow” titulada “Rise Above The Dread” que parece que sigue por los mismos derroteros que las demás composiciones hasta la fecha.
Llegábamos a la recta final de su concierto con la propia “Sorrow Turns To Dust”, ay ese teclado inicial grabado…, para comprobar por las palabras del vocalista que el retraso de cuarto de hora en empezar no les iba a salir gratis ya que tuvieron que dejar en el tintero “Ashen Wasteland”, (pedida por sus amigos al final de la actuación sin fortuna) sin justificación alguna ya que les podían habérsela dejado tocar perfectamente viendo lo que tocaron HEXED después.
De este modo decidieron terminar con la versión de Robert Tepper “No Easy Way Out” de la BSO de "Rocky IV" que, la verdad, les va como anillo al dedo y que, salvo alguna pequeña salida de tono sin importancia por parte de Javier, les quedó francamente bien.
Si te gusta el Hard'n'Heavy melódico o, directamente, la buena música, dale una oportunidad a UNCHOSEN ONES porque han facturado un gran disco que creo que merece la oportunidad de ser escuchado. Ojalá me vuelva a topar con ellos en mejores condiciones que las del pasado jueves ya que estas, como decía al inicio, no hicieron justicia con la calidad que atesoran. Les seguiremos la pista.
HEXED, mal sonido pero gran actitud
Creo que la audiencia se había incrementado en unas ocho personas más con respecto al inicio de los teloneros cuando, pasados dos minutos de la hora prevista para el inicio de su actuación, los componentes de HEXED se subieron al escenario mientras sonaba, también, una intro. Ellos sí aparecieron ataviados con ropa de “directo” y maquillaje para teatralizar más su propuesta musical, aunque tanto el baterista Henrik Olsson como el guitarrista solista Mano Lewys solamente iban encapuchados y maquillados, junto con algo de atrezo con el emblema del combo en los micrófonos. Nada espectacular pero sí un poco más vistoso que salir con ropa de calle a tocar.
De cualquier manera, como si hubieran salido a actuar con el montaje y atuendo de KISS porque durante la primera canción, “Prophecy” fue la elegida para abrir, ni las guitarras ni la voz gutural de Stellan Gunnarsson se escuchaban. De este modo fue como si estuviéramos ante la versión “demo”, y sin pulir, del tema en cuestión. Todos nos mirábamos con incredulidad y alguno les hacía gestos indicándoles que no se escuchaba bien pero ellos siguieron a lo suyo y terminaron la canción. Creo que no hace falta que diga cómo les quedó, lógicamente.
Supongo que por sus monitores debía escucharse todo genial porque lo suyo, una vez que se percataron del problema y el técnico de la sala lo medio solucionó (digo “medio” porque en la parte delantera siguieron escuchándose bajísimas las guitarras aunque algo mejor la voz del guitarrista), hubiera sido tocarla de nuevo porque la primera versión fue un despropósito. No parece que lo que digo estuviera de más ya que, para mi estupor, en el repertorio tenían diez míseras canciones y les habían dejado un tiempo de hora y veinticinco minutos, por increíble que parezca. Que un grupo con dos discos toque diez canciones de cabeza de cartel me resulta sorprendente y lamentable. Pero está claro que cada vez es más habitual que las bandas toquen lo justo para salir del paso.
Lejos de enfadarse, lo cierto es que los suecos se tomaron con humor estos problemas técnicos (a mí que de diez canciones me fastidien una no me hizo demasiada gracia la verdad, y no debo ser tan raro porque no fui el único al que le sentó mal que no la repitieran teniendo tiempo de sobra para ello) comentando que iban a necesitar nuestra colaboración visto lo visto y que iba a ser un concierto “participativo”.
En la cañera “Lightyears”, el primero de los dos temas que rescataron de su debut (el otro fue el que le da título, “Netherworld”), ya pudimos escuchar la voz de Stellan medio en condiciones, y la verdad es que les quedó bastante bien, sobre todo teniendo en cuenta que su debut creo que está lejos de la calidad que tiene “Pagans Rising”. Como esta canción, está a años luz para mí. Aún así, me deja ojiplático que tocaran tan poco de él cuando encabezas una gira y apenas tienes material, por mucho que sea más flojo y te centres en tu último disco.
Éramos muy pocos pero no voy a negar que el grupo actuó como si la sala estuviera llena y eso es algo siempre de agradecer. Estuvieron sonrientes, comunicativos y no escatimaron en pedir palmas, como en “Repentance”, que nos acercáramos al escenario, antes de encarar “Symphony of Tragedy, o incluso saltar como sucedió en “Blasphemy”, el último tema de su cortísima actuación. Del mismo modo que ellos se lo curraron, no negaré que me sorprendió lo entregada que vi a la gente respondiendo positivamente a todo lo que Tina Gunnarsson pedía.
A propósito de la vocalista. Tenía ciertas dudas de cómo iba a estar su voz en directo porque en estudio me ha parecido una vocalista de muy alto nivel. No defraudó, tanto es así que creo que su actuación fue lo mejor de la velada con creces y cumplió con solvencia, más allá de algún pequeño desafine muy puntual, con su labor. Creo que su amplio rango ayuda a mejorar la percepción global de las canciones aunque todo “Pagans Rising” es sobresaliente. Además, tiene mucha presencia escénica y no escatimó con las subidas de tono como en “Resurrection”, cantar con melodiosa voz como en “Stigma Diaboli”, o desatar su lado más progresivo a lo Evergrey (cierto deje, que sus compatriotas son palabras mayores, obviamente) como aprecio en “Incantation”. Lo cierto es que en otra sala hubieran destacado mucho más porque realmente cuanto más escucho “Pagans Rising” más me gusta y mejor disco me parece.
De los compañeros de Tina sin desmerecer a las nuevas incorporaciones tras los parches de Henrik y de Mano a la guitarra de siete cuerdas, destacaría al núcleo duro de la banda, vamos, los que la formaron con ella en 2015 para ser exactos. Así, el guitarrista Stellan y el bajista Daniel Håkansson fueron los más activos del quinteto y los que más vivieron la actuación junto a la vocalista sonriendo y animando a los pocos allí reunidos a la mínima oportunidad. No son precisamente chavales ninguno de los tres (cosa curiosa viniendo de Suecia y sin bandas relevantes pasadas) y se notaba bastante que sabían lo que se traían ente manos.
“Pagans Rising”, la canción no el disco, me pareció inspiradísima con una Tina que clavó el grito inicial mientras que Stellan la acompañó con sus guturales dejando uno de los mejores momentos de la velada pese a que el sonido seguía sin estar a la altura para poder disfrutar las canciones. “Netherworld” reconozco que bajó un poco la intensidad, y eso que me ganó en directo con respecto a la versión de estudio, pero “Symphony Of Tragedy” les hizo remontar de nuevo con una Tina intratable cuernos al aire. Fue, seguramente, el mayor momento de comunión entre público y banda ya que es un tema cuyo estribillo engancha y fue coreado por los escasos pero ruidosos asistentes con fervor.
Con “Repentance” bajaron un poco las revoluciones, aunque no demasiado, y fue otra de las que más me gustó porque, de nuevo, el regustillo a Evergrey sobrevoló la sala. Estos temas progresivos la verdad es que los bordan y Tina, al desenvolverse con soltura por cualquier registro, no tiene problema para pasar de la melodía a la agresividad sin despeinarse. Insisto, no la conocía con anterioridad y la verdad es que me pareció muy, muy buena vocalista.
El concierto se había pasado volando entre problemas técnicos, presentaciones y, de paso, alguna que otra canción intercalada por lo que con “Blasphemy”, con grupo y público saltando y dando palmas, como reseñaba antes, HEXED puso el punto y final a una actuación de una hora clavada que, sinceramente, supo a poco y que los problemas técnicos empañaron.
Fue una lástima porque con algo más de asistencia, algún tema más de su debut para redondear el repertorio (y la duración) y un mejor sonido (aún con los teclados grabados) estaríamos hablando de un bolo muy interesante. Pero claro, si mi abuela tuviera ruedas sería una bicicleta. De cualquier manera, si HEXED sigue en la línea compositiva de su última entrega y se vuelve a dejar caer por aquí, le daré otra oportunidad.
Promotora: Kivents
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